El pequeño pero valiente ejercito de Sakya penetro en el claro, compuesto por soldados a caballo, carrozas ocupadas por arqueros, carruajes de madera conducidos por la infantería y, cerrando la comitiva, los elefantes que bramaban y agitaban la trompa.
De pronto, miles de flechas lanzadas por los josalas oscurecieron el cielo. Las defensas de los sakyas, de metal reforzado, eran muy eficaces, pero no consiguieron detener las flechas.
-Te dije que debíamos envenenar las flechas.-dijo Virudaja a su padre.
-Eso es una traición y una bajeza.-respondió Prasenajit.
Virudaja vio que Siddharta había caído herido. El joven se levanto; mirando fijamente al príncipe de los josalas, se extrajo la flecha del brazo y examino la herida. Luego, sin apartar la vista de Virudaja, Siddharta se succiono la herida y escupió el veneno. Al cabo de unos instantes, Siddharta regreso junto a su ejército. Virudaja sonrió, Como iba a ganar? El ejército de los josalas era mucho más numeroso que las tropas sakyas.
Siddharta se acerco a su primo Ananda y le pregunto:-Estas dispuesto?-
Ananda asintió, nervioso. No se explicaba como lograba su primo conservar la calma.
-Es nuestra primera batalla.-comento Ananda, sonriendo.
Siddharta se echo a reír.
-No te preocupes, Siddharta.-dijo Ananda.-Me gustan los desafíos.-
Los dos ejércitos se pusieron en marcha. El contingente de los josalas se detuvo al borde de la meseta, un lugar estratégico desde donde podían observar todos los movimientos del enemigo. Los josalas habían conducido a los elefantes hasta el borde del barranco, y los utilizaban para colocar una hilera de troncos debajo de una plataforma a fin de construir un puente.
Ananda se estremeció y se volvió hacia su primo, pero Siddharta contemplaba el rostro burlón del príncipe Virudaja.
-Tratan de rodearnos.-señalo Siddharta a su padre, sin perder la calma.-Debemos atacar la meseta.-
Suddhodana dudo unos instantes antes de responder.
-Son demasiados, no podemos hacer nada.-dijo con tristeza.
-Yo me ocupare del puente.-dijo Siddharta.-Acompáñame, Ananda.-
Y tras esas palabras echo a galopar hacia el barranco.
Ananda lo siguió. Los dos jóvenes saltaron de sus caballos y comenzaron a trepar por el barranco hacia el puente de madera. El puente oscilaba y crujía por el peso de los elefantes y las carrozas. Docenas de hombres armados custodiaban el frágil puente. Mas abajo, Ananda y Siddharta escalaban el barranco sin que los guardias repararan en ellos.
Ananda tenía miedo. Odiaba las alturas...pero en aquel momento Siddharta se volvió y le hizo un guiño, y Ananda se sintió mas animado.
Las fuerzas sakyas atacaron la meseta, pero los josalas, confiando en poder escapar a través del puente, apenas ofrecieron resistencia. Los arqueros sakyas dispararon sus flechas contra la meseta, buena parte de la cual estaba neutralizada por las defensas metálicas.
Siddharta fue el primero que alcanzo el puente. Sin que los josalas lo vieran, empezó a partir con su espada las gruesas cuerdas que sujetaban las tablas, La plataforma comenzó a balancearse peligrosamente bajo el peso de los elefantes. Al cabo de un rato, Siddharta y Ananda lograron cortar las cuerdas de algunas tablas, que cayeron al fondo del barranco.
-Nos han visto.-dijo Ananda, señalando a Virudaja.
Virudaja echo a correr, gritando a sus arqueros. Las flechas comenzaron a volar por los aires. Ananda asesto un último golpe con su espada y el puente empezó a derrumbarse. Todos los hombres, los elefantes y los caballos se precipitaron al fondo del barranco, entre gritos de dolor y pánico, y allí murieron aplastados contra las piedras. Siddharta palideció. Estaba a punto de desvanecerse de la impresión.
Ananda no sabia que hacer. Tenia que llevarse a Siddharta de allí. Pero como? Al fin, cogió una cuerda y sujetó un cabo alrededor de Siddharta y de si mismo, y el otro a una roca. Luego, mientras las flechas seguían lloviendo sobre ellos, sostuvo a Siddharta y salto. La cuerda se tensó a un metro del fondo del barranco.
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